sábado, 15 de septiembre de 2012

Un comentario a la libertad cristiana‏


Dr. Juan Barek
"Cristo es más que suficiente para traernos el perdón de nuestros pecados y la salvación de este mundo. SOLO CRISTO PUEDE DARNOS PLENA LIBERTAD
Gálatas 2:16 dice: "...sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado".


Lo que Pablo quiere decirnos es que sólo en Cristo y en nadie más podemos e-contrar libertad. No obstante, la pregunta obvia es: ¿Libertad de qué?
Jean-Jaques Rousseau decía hace más de dos siglos que "El hombre ha nacido libre y en todas partes le hallamos prisionero. Hay quien se cree amo de los demás y, sin embargo, no deja de ser más esclavo que ellos"
Otro pensador de principios del Siglo XIX hacía la siguiente suposición. Diga-mos que en el planeta no existiesen más que dos personas. En este caso decía él, el uno buscaría alzarse contra el otro hasta imponerse como amo. El otro siempre buscaría cambiar las cosas de tal modo que pudiera dejar de ser esclavo. Qué sucedería si uno de los dos muriese en esta lucha, se preguntaba. Su conclusión era que si esto sucediese, ambos morirían. La razón es que tanto el amo como el esclavo están atados de tal modo que ambos son esclavos el uno del otro.


Estos dos pensadores acertaron levemente a mostrar el carácter de opresión en el que vive el hombre. Otro pensador más uno que vivió por el siglo a finales del siglo XVII, Thomas Hobbes dijo que el hombre es el lobo del hombre. De todos modos, y no importa la forma como se lo exprese, lo cierto es que el hombre vive atado a su egoísmo de tal modo que cualquier contrato o pacto que se realice entre los seres humanos se lo hará siempre sobre la base del egoísmo y la codicia, es decir, sobre la base del miedo.
Esto que tantos pensadores han tratado de explicarlo de uno u otro modo, ya lo menciona la Biblia. A esto que se lo puede llamar de tan diversas maneras, la Biblia lo denomina Pecado. Es el pecado el que tiene atado al hombre no dejándolo vivir a pleni-tud.
Lastimosamente, hoy en día se ha jugado tanto con los términos que al pecado ya no se lo ve con todo el peso que realmente tiene. Lutero decía que cuando hablamos del pecado deberíamos pensar "en el hecho de que aquella palabrita 'pecado' abarca todo el reino de Satanás". Es toda la devastación que el hombre puede ocasionar y que al hombre le pueden propiciar la que está dentro de esa pequeña palabrita.
No obstante, a esta realidad se añade el hecho de que el pecado siempre paga mal y la factura final por el pecado que nos ha corroído la vida entera es la muerte eter-na, la separación absoluta de Dios. No importa tanto en este caso si creamos o no en el infierno, lo que sí es verdadero es que el pecado acomete contra el hombre producién-dole muerte vez tras vez. Sino miremos un momento al mundo actual y veremos los huracanes, los terremotos y demás fenómenos climatológicos que castigan a nuestro planeta. Miremos el hambre y la las enfermedades que nos persiguen. Hay quienes d-cen: Si Dios existiera, no permitiría eso. Pero con Pedro podríamos refutar, por cuanto nos ama permite eso pues para acabar con las consecuencias de la transgresión hay que acabar con el transgresor y en este caso es toda la humanidad, mas Dios que es paciente retiene por un tiempo su ira para que podamos arrepentirnos de nuestro pecado y p-damos entrar en la paz de su perdón.

Es así que entramos en el tema de nuestra meditación. Sólo por medio de Cristo podemos hallar el perdón de nuestros pecados. No hay otro camino para alcanzar el perdón de nuestras culpas y la redención de nuestro ser. Ninguna religión salva, ni siquiera la cristiana, llámese: católica apostólica y romana o luterana o reformada o evangélica o pentecostal. Sólo en Cristo y en nadie más podemos encontrar la plena salvación.


 






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